(...) Gabriel Lacomba en su serie Soma-Trans-Lúcido auna dos metalenguajes claramente residuales, que sistemáticamente son marginados dentro del ecosistema visual: la cámara estenopeica y el fotograma, injertando en ambas codificaciones técnico-semánticas la performance y el body-art, en unos originales que son copias únicas de formato 60 por 50, en los que las huellas corporales acaban por recomponer dimensiones reales. Nuevamente Lacomba introduce en su apesadumbrada ideología plástica elementos abiertamente autobiográficos, camuflándose entre unas tonalidades cromógenas de cariz expresionista, desgarrando su ego en medio de unas atmósferas incandescentes, en las que sujeto y objeto, concepto y forma, silueta y fosforescencia, grafismo y caos psicoanalítico, forman un espejo de su propio yo, de un alter-ego en el que el primitivismo de la huella dactilar, plasmada obsesivamente sobre un rostro ambiguo y polifórmico, da cumplida cuenta de su atormentado gestualismo fotográfico, de ese ser y no ser, de esa alma en constante ebullición, de ese sombrío abismo en permanente descomposición, que es la obra de Gabriel Lacomba.
* Fragment del text de presentació del catàleg de la Biennal de Barcelona 91